La convivencia con un familiar con Alzheimer ya es de por si dificil si no tenemos la paciencia que requiere o la ayuda de profesionales.
Actualmente, vivimos una situación excepcional a la que, en gran parte, ya nos hemos acostumbrado. Desde la declaración por parte del Gobierno del Estado de Alarma a raíz de la pandemia global de COVID19, nuestras vidas han cambiado, adaptándose a una serie de medidas impuestas para evitar la propagación del virus y el colapso del sistema sanitario.
Sin embargo, y aunque varias provincias españolas ya se encuentran en ‘fase de desescalada’, aún son muchas las personas que continúan en necesario confinamiento en sus hogares. Hablamos por supuesto de los colectivos más vulnerables frente al coronavirus, los mayores, enfermos y dependientes.
Las personas que sufren de enfermedades como Alzheimer o demencia son de las que más sufren durante estos días. El distanciamiento social ha obligado a que las visitas se hayan reducidas. Los centros de día han cerrado sus puertas hasta nuevo aviso. Estas drásticas medidas han roto sus rutinas cotidianas, obligando a los pacientes de Alzheimer a enfrentarse a una situación nueva y trastocando su relación con otras personas.
Estar a cargo y cuidar con una persona con este tipo de dolencia puede llegar a ser algo complejo. Añadiendo los hechos actuales, más aún. Sin embargo, llegando a aplicar una serie de pautas puede llegar a mejorar la convivencia y evitar posibles conflictos dentro del hogar.
El diálogo con un familiar con Alzheimer
En primer lugar, hay que tratar de explicarle al paciente lo que está ocurriendo y por qué. Que ya no pueda salir a la calle a realizar su paseo diario o pasar un rato junto a otras personas en el centro ocupacional son cosas que, atendiendo a su capacidad cognitiva, le costará entender. Hay que hablarles de forma que puedan asimilar lo mejor posible la información. Además, se hará necesario reiterar varias y prolongadas veces una explicación adaptada del por qué no podemos salir o recibir visitas.
Por otra parte, el paciente puede sentir confusión al ver como se adoptan todas las medidas sanitarias para evitar que se evite que pueda contraer el COVID19. Minimizar el contacto con personas del exterior puede acarrearles molestias, enfados y cambios conductuales. Por ello, una forma de evitar que esto ocurra es mantener el contacto con conocidos o familiares vía telefónica, Internet o videollamadas, hasta que logren habituarse a interactuar con ellos de esta forma.
La convivencia con una persona con Alzheimer resulta mucho más llevadero si el paciente sigue unas rutinas, o pautas simples de actuación. Así como unos horarios establecidos a las mismas. Dado que el confinamiento en el hogar deriva en no poder seguir con algunas de las costumbres de antes, necesitamos establecer nuevas rutinas que proveerán a la persona dependiente de un marco de referencia a seguir.
Estas nuevas rutinas deben estar adaptadas siempre a la capacidad física y mental de la persona, desde levantarse a la misma hora todos los días, a practicar ejercicios específicos, participar en juegos estimulantes o realizar algunas sencillas tareas domésticas.
Sabemos que controlar la higiene es clave para evitar problemas de salud durante la convivencia. Hay que explicarles que es clave lavarse las manos regularmente, sobre todo, antes de las comidas y después de ir al baño. De ser posible, intercalaremos estas pautas de aseo diario entre las nuevas rutinas diarias tantas veces como sea necesario.
Por último, hay que recordar que la persona a cargo del paciente de Alzheimer o dependiente debe atender también a su propio cuidado y evitar el denominado ‘sindrome burn-out’. Para ello, recomendamos seguir este decálogo de buenas prácticas de gran utilizad para que el cuidador pueda planificar su trabajo.