La histórica y desigual brecha de género entre cuidadores debida a la presencia de la mujer en el ámbito del hogar no es algo que haya pasado desapercibido en materia de dependencia.
Tanto es así que, según datos de la Organización Internacional de Trabajo (OIT) el 89% de las personas encargas de cuidar a alguien en una situación de dependencia, son mujeres. Un porcentaje que refleja una desigualdad de la mujer en relación al hombre.
En España, y ahora según fuentes del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 6.1% de la población nacional supera los ochenta años de edad. Esto se debe al gran incremento de la longevidad en nuestro país. Como ya contamos anteriormente, una vez cumplidos los 65 años, sólo los nueve próximos son con una vida saludable.
Brecha de género entre cuidadores
Analizando ambos datos, sacamos la conclusión de que una vez llegados a los 75-80 años probablemente sean necesarios los servicios de una persona que se encargue de los cuidados necesarios para la vida diaria. Una vez alcanzada esta edad, es probable tener un dictamen de dependencia favorable.
La Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) realizó un estudio sobre el porcentaje de mujeres cuidadoras. En este informe se confirmaba que la mayoría de éstas eran o cónyuges o hijas de la persona dependiente. Concretamente, el 38.8% eran parejas y el 21.75, hijas.
Se sobreentiende que en el caso de que sea una mujer persona con la situación de dependencia, es la hija la que se encarga de dicha atención.
También anteriormente ya detallamos los problemas de ansiedad y depresión que repercutían en las mujeres que se encargaban de cuidados de manera no profesional.
Por esta causa, los seguros en dependencia se han convertido en la mejor manera de profesionalizar estos cuidados. A través de una póliza de dependencia, conseguimos no sólo la garantía de unos cuidados profesionales y cualificados. De esta manera se consigue también regularizar la situación y la desigual presencia de la mujer con respecto al hombre entre los cuidadores.