Para muchos pacientes, someterse a una intervención quirúrgica genera, en muchas ocasiones, cierto respeto y temor. Y, ante esta situación, el equipo médico debe actuar con seguridad y profesionalidad.
Es bastante habitual que los pacientes tengan dudas sobre cómo debe ser la preparación para una intervención quirúrgica, su procedimiento y cuáles van a ser los resultados. También es común que esas inquietudes acaben generando en los pacientes ansiedad y cuadros de estrés a veces difíciles de gestionar.
Atajar la ansiedad en los pacientes reduce los efectos secundarios perjudiciales, por ejemplo, de la anestesia. Unos efectos secundarios que pueden llevar a veces a aumentar el número de días de estancia hospitalaria o a tener que incurrir en gastos extras por complicaciones médicas.
Un estudio publicado en la Revista Clínica de Medicina de Familia analizó a 220 pacientes sometidos a diversas cirugías (urología, cirugía de mama, endocrina y digestiva) y los resultados mostraron que el 91,3% de los pacientes con altos niveles de ansiedad no habían recibido información adecuada sobre la intervención por parte del médico. Además, se observó que la ansiedad puede dificultar la comprensión de las instrucciones médicas, provocando una falta de comunicación efectiva entre el paciente y el equipo médico
Con el fin de poder afrontar la cirugía con mayor tranquilidad, el equipo médico debe mostrarse cercano tanto al paciente como a sus familiares y atender de forma directa todas las preguntas y preocupaciones que surjan durante el proceso. Conseguir que la cirugía sea un éxito no solo médico, sino también emocional, pasa por conseguir, en gran medida, esta buena relación médico-paciente.

Empoderamiento del paciente mediante servicios para evitar el estrés y la recuperación
A lo largo de los últimos años, están apareciendo iniciativas como el proyecto STARS, financiado por la Comunidad Europea, cuyo objetivo fue encontrar nuevas soluciones para reducir el estrés de los pacientes que deben someterse a una cirugía.
A través de este proyecto, por ejemplo, se lanzaron dos apps, CARINAE y SAM, que ayudaban a los profesionales sanitarios a gestionar el estrés y la angustia del paciente y hacer un seguimiento de su estado. También se impulsó el uso de la realidad virtual para que el paciente pudiera anticiparse a las situaciones.
El proyecto estaba compuesto por un consorcio de 11 entidades de España, Países Bajos e Italia, entre las que participó el Servicio Andaluz de Salud a través del Hospital Universitario Reina Sofía (RSUH) de Córdoba y el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (IMIBIC). Fruto del trabajo del proyecto Stars, se realizaron estudios y videos como este.

Diversas opciones para mitigar la ansiedad previa a una operación
Que haya estudios y protocolos, incluso proyectos de la Unión Europea, sobre la ansiedad ante un acto médico se explica porque realmente puede perjudicar el correcto desarrollo de la intervención. Por eso, existen diversas estrategias y herramientas tecnológicas que los cirujanos tienen a su alcance con el fin de disminuir los niveles de estrés y preocupación de sus pacientes.
Esto ayuda, a su vez, a conseguir un acto quirúrgico más pleno y seguro. El cirujano actuará de forma más tranquila e, incluso, podrá, por ejemplo, abordar técnicas innovadoras en ese momento gracias a la confianza demostrada por el paciente.
Un estudio observacional en España demostró que la información proporcionada durante la consulta preanestésica redujo significativamente los niveles de ansiedad en pacientes programados para cirugía. Y una revisión de la Fundación Universitaria Navarra, en Colombia, destacó que las intervenciones de enfermería durante la etapa preoperatoria disminuyen la ansiedad, mejoran el proceso quirúrgico y reducen la estancia hospitalaria. En eso mismo incidía otro estudio realizado en Perú, que demostró que las visitas prequirúrgicas de enfermería disminuyen significativamente los niveles de ansiedad en pacientes programados para cirugía. Se observó una reducción del nivel de ansiedad de moderado a leve en un 77,5% de los pacientes que recibieron esta intervención.
Otro estudio, de la Universitat de València, investigó incluso que la hipnosis puede disminuir la ansiedad preoperatoria, reducir el consumo de analgésicos y acortar la estancia hospitalaria en pacientes sometidos a cirugía. Algo menos chocante propone un estudio presentado en el Congreso anual del Colegio de Cirujanos de Estados Unidos, que indicó que escuchar música después de una operación quirúrgica puede acelerar la recuperación de los pacientes, reducir la percepción del dolor y disminuir la ansiedad.
Para lidiar con el estrés, como se ve, hay diversas opciones, pero lo que queda claro es que intentar aliviarlo mejora la asistencia de estos pacientes y ayuda a reducir el tiempo de recuperación. También la tecnología puede ser una aliada para conseguirlo. Hay investigaciones que han mostrado que el uso de realidad virtual en el preoperatorio ayuda a reducir la ansiedad de los pacientes al proporcionarles una experiencia inmersiva que distrae y relaja. Esto es especialmente útil en entornos privados donde se busca mejorar la experiencia del paciente.
En resumen, hay diversas estrategias que pueden mejorar la experiencia del paciente, al permitirle afrontar la cirugía con mayor tranquilidad y seguridad, pero también beneficia directamente al acto médico que puede llevarse a cabo de una forma más plena.
Además, en el ámbito de la medicina privada la implementación de estas intervenciones puede ser más ágil y personalizada. Las clínicas privadas pueden adoptar programas de visitas prequirúrgicas estructuradas, incorporar tecnologías como la realidad virtual y ofrecer terapias complementarias como la musicoterapia para mejorar la experiencia del paciente y optimizar los resultados quirúrgicos.

Una intervención segura y controlada
Además de estas técnicas, más o menos impactantes, lo importante es asegurar una comunicación sincera, fluida y un trato personalizado que sitúe al paciente en el momento presente. El equipo médico debe explicar, de manera clara y sin demasiados tecnicismos, el funcionamiento hospitalario: cada uno de los pasos que se darán en la operación, todos los profesionales implicados e, incluso, el tipo de medicamentos y técnicas que se usarán.
Es beneficioso para el proceso quirúrgico en sí recordar al paciente que durante la cirugía va a estar permanentemente monitorizado y bajo la constante vigilancia de todo un equipo de especialistas médicos. Esto aporta tranquilidad al paciente y, consecuentemente, ayuda a mitigar los picos de ansiedad o estrés que pueda padecer y tener efectos negativos en el tratamiento.
El bagaje, la cercanía y los conocimientos de los cirujanos sientan una base tranquilizadora para muchos pacientes que, tras el acompañamiento de los profesionales de la salud, se muestran más confiados en el proceso. El paciente comprende que un quirófano es un lugar seguro y está preparado, tecnológicamente y humanamente, para solventar la mayoría de complicaciones y contratiempos.
Pero la ansiedad preoperatoria no solo afecta la comunicación, sino también a la recuperación del paciente. Se ha demostrado que niveles elevados de ansiedad pueden alterar la respuesta fisiológica del cuerpo a la anestesia y retardar la recuperación postoperatoria, lo que podría prolongar la estancia hospitalaria, aumentar el riesgo de complicaciones y comportar gastos económicos extras.

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